Antes de pasar al relleno, toca hacer la cabeza y para ello trencé un alambre, lo cubrí con masilla verde y, acto seguido, una capa de Firm, tal como hice en la peana al principio del tutorial. Este es el proceso básico a seguir con este tipo de masillas en escalas pequeñas, ya que la verde sirve como nexo de unión entre el alambre y la Firm y a la vez proporciona una capa base dura sobre la que trabajar más fácilmente. Tras dejar secar la masilla verde de la capa inferior, comencé a añadir Firm teniendo siempre cuidado de respetar el tamaño que ha de tener la cabeza para estar proporcionada con el cuerpo, y dando a ñesta una forma de huevo invertido, pero plano en el frente, donde irá el rostro.
El primer paso es marcar las zonas más duras, es decir, los huesos. Primero ahuequé las cuencas oculares, arrastrando ligeramente la masilla hacia arriba para dar de esta manera volumen a las cejas. Con los dedos también marqué las hendiduras de las sienes y otras más en los carrillos, para marcar los pómulos y la mandíbula. Hay que tener en cuenta mirar siempre lo que sea que estemos modelando desde diferentes ángulos, procurando mantener la simetría en la medida de lo posible. El perfil es muy importante, no hay que olvidarse de él, pues muchas veces las caras quedan planas y son difíciles de pintar (además de que no es realista). En este caso, hay que fijarse en que las cuencas oculares no son meros huecos en la cara, sino que en los extremos exteriores llegan hasta los pómulos.
Seguimos con las partes duras, añadiendo un triángulo para hacer el tabique nasal y un churro para marcar más las cejas. También añadí, tras fundir el triángulo que puse antes, dos bolitas para las fosas nasales. Recordad fundir todo bien con la herramienta y alisarlo con los pinceles de goma para que quede lo más limpio posible y de esa forma trabajar más cómodamente.
Para la boca, añadí dos churros, a la altura adecuada. Los fundí bien por los extremos superior e inferior, mientras que la unión de los churros la dejé bien definida, formando así los labios. Después es cuestión de buscar referencias e intentar copiarlas, ayudándose de los pinceles de goma y añadiendo y quitando masilla todo lo que necesites. Con dos churros finos que van desde la nariz hasta la comisura de los labios, hice las llamadas arrugas de expresión. De nuevo, es importante fundir y alisar bien a cada paso. Y como estáis viendo, los proceso son siempre los mismos: añadir churro o bola, fundir, dar forma y alisar.
Aproximadamente en este paso, antes de entrar con los ojos, yo suelo colocar las orejas, para tener una mejor guía y controlar mejor las proporciones. No hace falta detallarlas ahora si no se quiere, pero al menos darles la forma y tamaño correctos.
Para los ojos, la forma más sencilla es añadir dos bolas del mismo tamaño y, con un churro muy fino para el párpado superior y otro para el inferior (y echarle un buen rato tratando de que queden simétricos), se forma el ojo. Para este paso, una solución es darle la vuelta a la cabeza y trabajar de esa forma. Otro truco es, para los diestros, comenzar con el ojo izquierdo, ya que resulta más fácil copiarlo bien en el lado derecho (y al revés para los zurdos).
Las orejas no tienen truco alguno, al menos que yo conozca. Cada escultor lo hace de una manera y tiene sus manías. Yo empiezo haciendo el agujero del oído, marcar la doblez exterior de la oreja y, a partir de ahí, usando referencias, tratar de copiar la oreja. Hago hincapié en que busquéis todas las referencias y fotos posibles antes de empezar siquiera a modelar. Para las proporciones, los libros tipo “aprende a dibujar” van muy bien. Por otro lado, y como ya dije antes, hay que cuidar bien la limpieza en la medida de lo posible y no limitarse a añadir un churro, darle forma, y creerlo terminado. En ocasiones al hacer una parte, hemos de retocar o modificar otras, porque se nos haya ido de proporción o tamaño o simplemente porque la cara necesite ser engordada (o adelgazada).
Quise hacerle una mueca un tanto agresiva, por lo que modifiqué la boca. La abrí con una herramienta, arrastrando con cuidado la masilla hacia arriba y abajo y dejando a la vista los dientes. Es un proceso un tanto complicado que requiere haber realizado antes varias pruebas de rostros serios y saber cómo funcionan los músculos de la cara.
Una vez acabado, y bien liso, lo endurecí en el horno. Cuando hubo enfriado, lo uní al armazón con un pegotillo de masilla verde.